V DE V I D A
18:54
Aquí de nuevo… volviéndolo a intentar.
Volver, verbo que me inspira alegría, esperanza, ilusión.
Infinitos cambios y cada uno me llena de
una sensación extraña, nueva y a la vez conocida. Larga lista de deseos y
propósitos que lleva cuajándose bastante tiempo y a propósito de que sea
soplando las velas de mi cuarto de siglo.
La vida pasa demasiado rápida cuando los
cambios llaman apresuradamente…
Es la hora, el hoy.
Han pasado horas amargas,
pasivas, ausentes y vacías; pero este “ahora” me empuja a sentir, estar,
permanecer, cambiar y evolucionar.
No todo es borrón y cuenta nueva, he
aprendido siempre de las cosas que no han sido de color de rosa, llevándome de
cenizas a flor, de esfuerzo a crecer.
Los cambios asustan, claro, para bien
porque se necesitan.
Cerrar los ojos y ver que estos últimos
tres meses han sido los más gratificantes y, sin embargo, los más duros.
Buscar
la palabra que describa todo ello es difícil, aprender a V I V I R, esa sería
la frase correcta.
Después de tantos años visitando “el hotel”
y vivir largas temporadas en ellos, un lunes de febrerillos locos la vida llamó a mi puerta… atrás quedaron
las noches de mil vueltas y los amaneceres de ojeras de incertidumbre.
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¡Tienes donante!
Cerrar los ojos y sentir como paseas por
una playa paradisíaca en medio de un atardecer que vislumbra un precioso cielo
estrellado de noche de gala. Pero sabía de sobra que la carrera sería de fondo
y que aún no había comenzado.
No ha habido suite más exclusiva en el
mundo como lo ha sido esta última de estos casi seis años de lucha en mi vida
para entender que no hay mayor melodía que la del sonido irritante de la
máquina a la que duermes conectada, aunque a veces la deleites como la novena
sinfonía de Beethoven.
Largas noches de desesperación, días
eternos… pero ese día que vienen con pancartas de ánimo de manos amigas fue el
resurgir, el volver. El día que sales de esas cuatro paredes es como ver el
amanecer por primera vez, no hay cosa más bella en ninguna otra parte del
mundo.
Lo que tengo claro es que el reloj nunca
para, no se detiene, no te espera. Solo tenemos el aquí y el ahora. La vida
pasa rápido y a veces puede ser realmente corta, muy corta. No hay tiempo de
programar, porque las cosas cambian, las personas se marchan, mueren, el amor
se consume, la amistad se deteriora…
Pero mientras sigamos aquí, nos sigue
perteneciendo el presente, ese momento para dar los besos que aún no has dado,
para abrazar a quien quieres, para enamorarte de nuevo, conocer gente de
verdad, auténtica, para encontrarte, realizar locuras…
Para entender y comprender que a veces las
cosas más simples son aquellas que no cuestan dinero, aquellas que se hacen con
el alma, aquellas que nos hacen más felices…
Desde ese 24 de febrero, todos los días me
despierto sintiéndome extremadamente afortunada, emocionada y privilegiada.
Decir gracias se queda demasiado corto, sin palabras y con emociones a flor de
piel.
Regalo de vida en vida, que me impulsa a
querer respirar otros aires, pisar otras tierras, sonreír en otros idiomas y
si, gracias a ella, tener la oportunidad de llegar a vieja y que al mirar atrás
suspire y que diga que qué increíble vida tuve… que cuando esté al final de mi
historia alguien me tome la mano y me pregunte ¿fuiste feliz? Y mi sonrisa y
mis ojos le respondan.
Exprimir cada día y cada noche, caminar por
calles nuevas, perderme sin miedo, hablar con desconocidos, escuchar todas las
historias, hacer todas esas preguntas…
Asombrarme de lo épico, lo simple, lo
extraordinario, lo mundano…
Enamorarme de los olores, de los colores, de la
naturaleza, del arte, del futuro…
Probar todo lo exquisito y todo lo que no mate.
Camino largo, muy largo, con piedras y
rosas.
Agradecer a todos esos
corazones y manos que se aferraron con palabras de esperanzas para mi y mi
familia, por mil respuestas en largos pasillos de ajetreo, por mil noches en
vela, por secar lágrimas y consolar suspiros… gracias a todos mis médicos, Estrella, Fátima, Cristina, Nancy, José Mª,
Águeda, Magdalena... a mis super enfermeras y auxiliares del TMO Infantil del
Virgen del Rocío, Ana, Silvio, Pedro, mis Antonios y mis Cármenes, Mi niña
grande Marisa, Vicky, Nany; a las gordis del hospital de día Charo, Inés,
Vanesa, Mariló, Carmen, Carmen Limones…
A mi padre, a ti, mi mitad, a mi hermana, a
mis Watis, mi familia, familia política.
A todos mis amigos, que me habéis acompañado en
este camino, porque es cuando ha cobrado verdadero sentido la palabra amistad
en esos momentos de adversidad.
Y sobre todo gracias a mi madre, porque tu voz cada noche ha sido música para mi alma, tus bellos ojos y tus consejos han sido bálsamo para todas esas heridas abiertas.
Un cuarto de siglo cargado de energía y con infinitas ganas de vivir,
¡gracias infinitas por darme vida en vida!
DONA VIDA
DONA MÉDULA
2 comentarios
No he podido llorar más con este post sentimientos de alegría esperanza e ilusión por volver a verte de nuevo después de esta dura etapa de ver a una persona más fuerte y más llena de vida que nunca por estas cosas que escribes tan reales y tan pura como tú eres me enorgullece llamarte amiga y por eso te digo que alegría me das tu a mí por dejarme formar parte de tu vida guerra amiga y sobre todo luchadora campeona te quiero!!
ResponderEliminarGracias amoor, tu también eres increíble, no lo olvides!!! I Lof u
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